LA DEMOCRACIA Y SUS MUTACIONES EN LA ERA DIGITAL. IMPACTO EN LAS NUEVAS GENERACIONES
Alicia T. Paz Meza
contacto @conjuri.hn
La digitalización llego, la sociedad ha cambiado por efecto de las nuevas tecnologías de información y comunicación (TIC), todo esto ha producido una transformación drástica en la formas de percibir la democracia de los pueblos, el modo en que los fenómenos políticos se observan y son recibidos por la sociedad, difieren mucho de las pensamientos de las formas tradicionales que años atrás eran discutidos en la esfera pública, para muchos analistas políticos el pensamiento democrático ha revolucionado tanto así que la democracia se percibe influenciada, otros la perciben idealizada, y otros la perciben razonada dependiendo de los intereses. Lo que, si está claro es el declive del modelo de democracia tradicional, situación que ha impactado en los medios de comunicación locales nacionales e internacionales por la vulnerabilidad que denotan.
La digitalización ha creado los espacios perfectos para que los gigantes tecnológicos jueguen un papel fundamental en la decisión de la información, no obstante, la difusión de información carece de códigos editoriales y éticos para promover una prensa libre y una comunicación democrática.
El populismo de los líderes, sean de derecha, centro o de izquierda, critican constantemente a la prensa y a los periodistas. Son intrínsecamente antisistema, anti-élites y dependen en gran medida de crear una ilusión de democracia y gobierno del
“pueblo”, afirmando que su legitimidad se basa en la ideología democrática de la
soberanía popular y el gobierno de la mayoría. No obstante el mundo en línea, especialmente las plataformas de redes sociales han adquirido un papel predominante en la promoción y participación ciudadana, las redes sociales están influenciando a los ciudadanos digitales en el fortalecimiento de las libertades y derechos de los individuos, al grado que el impacto social de las nuevas tecnologías, está influenciando en el sentimiento afectivo de los ciudadanos y socavando las emociones que son las que constituyen el desenvolvimiento del sujeto político ante una democracia polarizada por políticas extremas que tiene a la sociedad hastiados de la desigualdad y la corrupción.
La ciudadanía digital basada en una democracia en red busca construir un punto de arranque nuevo que conlleve un razonamiento democrático con miras a construir un proyecto común para una sociedad más justa y humana.
Los nuevos paradigmas de las democracias populistas dominadas por elites del poder, persisten en continuar explorando a través de los medios digitales los resultados del índice electoral para comprender mejor el sentimiento de las interacciones de la sociedad, sus nuevos actores, intentado canalizar el descontento por la vía institucional-partidaria, a fin de crear un sub sistema propio desde la perspectiva de su estructura política de tal forma que se diferencie de las demás.
Los sistemas políticos de Latinoamérica en su mayoría se han unido a la democracia digital con hegemonía y estrategias socialistas, con propuestas políticas democráticas sin restricciones, que sirva de base para una estrategia socialista que influya a través de los medios digitales disponibles en una democracias digital donde la articulación de las demandas sociales progresistas permita crear redes con pensamiento democrático colectivo, capaz de impulsar un modelo alternativo que contribuya la consolidación del sistema democrático digital, salvaguardando la libertad de expresión, en términos de transparencia, acceso a la información pública, políticas medio ambientales, innovación, competitividad y asuntos de esta envergadura entre otros aspectos que son la esencia de la democracia.
Reconocemos que la influencia de las redes sociales en el entorno político cambiante, ha contribuido a la polarización social en lugar de promover los valores democráticos, situación que se aprecia en los debates públicos, donde existe la dificultad para converger en algunos acuerdos políticos, no obstante, se muestran espacios moderados que pueden ofrecer algunas oportunidades si se logra una mayor inclusión y participación ciudadana. En este contexto es importante subrayar que digitalidad y afectividad no son procesos separados que influyen de manera independiente sobre la sociedad que los produce.
Sabemos que la revolución tecnológica llegó en un abrir y cerrar de ojos, que está inserta en cada movimiento de interacción social, es a través de ese espacio digital donde el pueblo alza las voces en alto, la euforia colectiva clama la búsqueda de cambios y transformaciones que satisfagan las nuevas generaciones, cambio que para muchos es considerado como una mutación de las nuevas formas de comunicación de las sociedades para exigir una democracia justa y equitativa promovida gracias al uso de Internet, que hoy en día esta causado mayor impacto.
Somos testigos de cómo la tecnología y sus diversas herramientas van presentando la busca de soluciones a las existencias de un mundo globalizado, pero también hemos visto el lado oscuro donde se está resquebrajando la democracia de los pueblos así los ideales de una sociedad que clama un estado de derecho basado en la equidad igual y justicia, donde la gestión pública y a la ciudadanía sean la base desde la cual se construye la democracia de los pueblos, no obstante los riesgos y amenazas que denota esta era digital, deja evidenciado un impacto negativo a nuestros cimientos democráticos que está atentando directamente a todos especial mente a las nuevas generaciones, que por primera vez ejercen el sufragio con la esperanza de lograr un cambio en la gobernabilidad.
Los intentos por demostrar que el Internet y las TICs constituyen las herramientas que favorecen la consolidación de la democracia son muchos, el empoderamiento de la ciudadanía a la digitalización es el factor que están influyendo para que el ciudadano digital promueva valiosas iniciativas con el propósito de lograr cambios y resultados positivos en una sociedad que lucha por una democracia trasparente justa, humana, no influenciada por idealismos políticos de fuerzas ocultas.
El Internet se ha convertido en la plata -forma tecnológica por excelencia en la evolución de las democracias de acuerdo a las demandas de los propios ciudadanos, todo parece indicar que nos encontramos en la recta final de la era de la post-información, pues el Internet ha cambiado radicalmente la transmisión de la información, a diferencia de la información que es controlada por medios masivos tradicionales como es la televisión radio y periódicos, quienes han dominado por siglos las audiencia en segmentos privilegiados, a ellos se les atribuye ser el motor influenciador de la opinión pública para definir las democracias manipuladas por los poderes ocultos.
La ciber ciudadanía en red como se le llama en la actualidad, promueve que el ejercicio al sufragio debe respetar los derechos fundamentales, debe potenciar sin duda una participación responsable, solidaria y democrática, donde la política sea entendida como un conjunto de acciones dirigidas a influir en los procesos, en sus resultados y en la aplicación de políticas públicas; por consiguiente la participación requiere de un comportamiento donde el pensamiento político tenga un acercamiento descriptivo a la ideología de los internautas en el ámbito colectivo por parte de la ciudadanía quienes a través de los entornos virtuales exponen su sentir al cambio.
En este contexto los organismos electorales, deben concretizar para que los principios fundamentales como la transparencia, celeridad, seguridad y confiabilidad sea el fin supremo que garantice los derechos políticos de los ciudadanos y ciudadanas, generando mayor participación en los procesos electorales mediante entornos virtuales en las diferentes etapas del proceso electoral.
Por ello que advertimos, que la interacción con las nuevas tecnologías, irradia y transforma de algún modo el ámbito social, jurídico y político, toda vez que implique un nuevo modo de participación ciudadana.
La democracia digital plantea nuevos paradigmas y desafíos acerca de sus efectos potenciales sobre la participación política, se reconoce que determinadas prácticas políticas están cambiando como consecuencia la aplicación de herramientas y servicios digitales, espacios estos que generan un correcto desarrollo de ejercicios deliberativos, en sentido general vemos que el voto electrónico implica una ampliación de las formas de emisión de voto para hacerlo más flexible y accesible a la población que cuenta con acceso a este tipo de tecnologías.
Es de reconocer que el Internet ofrece una segunda posibilidad de cara a la mejora de los sistemas democráticos parlamentarios, a los conflictos internos y externos, incluso, a revoluciones de diversa índole. No obstante, advertimos que la democracia digital no es un fenómeno estático universal, su carácter específico varía en función de diversas variables circunstancias, la vitalidad, funcionalidad y supervivencia no pueden considerarse estáticas, en virtud que su forma es considerada como una mutación que las sociedades están atravesado, ante la necesidad de fortalecerse en la participación ciudadana.
Con la llegada del Internet el pensamiento de los ciudadanos digitales no es el mismo en contextos democráticos, para ellos el internet significa una variación trascendental en sus vidas, el individuo ha experimentado nuevas formas de ejercer sus derechos y libertades en donde la conectividad es el factor clave, para ellos su vida se ha transformado, la manera de como los ciudadanos se relacionan, se comunican, se informan, se agrupan, se movilizan, consumen, realizan trámites, se educan, entre otros temas es diferente, sin que esto necesariamente reemplace los hábitos tradicionales de las sociedades.
Con la ciudadanía digital las sociedades están evolucionando a un nuevo mundo con virtualidades transformadoras hasta hace poco inimaginables, cambio este que de ya advierte la desaparición de la política tradicional, la red de redes es una nueva era democrática que está mutando al modo que hoy claman las nuevas generaciones, quienes buscan una perspectiva más realista, donde el internet introduzca las posibilidades abiertas de acoger discusiones y deliberaciones que reflejen los intereses comunes, donde se generar espacios de comunicación abierta y directa entre autoridades y poderes legítimos en el mundo de la política democrática actual, de tal forma que se construyan los ideales que forjen el desarrollo democrático de los pueblos.
Es de esa manera directa, que los líderes políticos y los ciudadanos tendrán la oportunidad de interactuar con mayor participación ciudadana, otorgando a la vez un poder incalculable y trasparente a los individuos, evitando así que las élites del poder se aprovechen del espacio para generar sus acostumbrados desequilibrios y controlar el poder. Es ahí, donde los sistemas democráticos tienen la obligación de garantizar a los ciudadanos la libertad de comunicación y la posibilidad de contar con información suficiente para poder decidir, deben contemplarse modelos de cooperación para compartir buenas prácticas, tendientes a generar entornos digitales accesibles y competitivos que garantice el acceso a la ciudadanía sin exclusión alguna a fin de garantizar que la información fluya y esté disponible en la red.
Para muchos el giro digital representa una variación del más amplio «giro mediático». No obstante, no faltan voces que sostienen que la innovación tecnológica ha sufrido un retroceso en nuestra época, comparada con la cualidad revolucionaria de disrupciones anteriores,
Las formas tradicionales de organización política, cultural y económica están transformándose por efecto de la digitalización; la producción y reproducción social del conocimiento se están viendo alteradas y adoptan formas hasta ahora inéditas, la digitalización produce ideologías propias que modifican nuestra percepción de la realidad y de nosotros mismos, así como novedosas costumbres y formas de interacción.
Desde este abordaje se plantea que la mutación de la democracia tradicional hacia la democracia digitalizada está impactando en las sociedades, los ciudadanos digitales dejan de ser actores pasivos que solo pueden sancionar a sus representantes cada cuatro años, por el contrario han pasado a ser actores activos que poseen canales de comunicación y reclamación mucho más potentes, es decir, han primado cuestiones como la evolución y adaptación de los partidos políticos ante el cambio tecnológico, han generado nuevos espacios para que la ciudadanía tenga las posibilidades de acceso al Internet y mejore las formas políticas existentes con miras a fortalecer nuevos ciudadanos con un perfil sociodemográfico bien definido que permita una justa y verdadera democracia.